viernes, 13 de enero de 2012

Mariposas Monarca: Un espectáculo que no te puedes perder


Cada año, durante el invierno puede presenciarse en los bosques ubicados en el centro del país, en los límites del Estado de México y Michoacán, un estremecedor espectáculo natural que no tiene comparación: la llegada de la Mariposa Monarca.

Viajando en colonias compuestas por más de 20 millones de individuos, estas hermosas mariposas de alas color naranja rojizo brillante, con elegantes nervaduras negras y manchas blancas en las orillas, llegan para hibernar, tapizando los árboles de oyamel y el cielo mismo con su radiante belleza, brindando a locales y visitantes, un espectáculo sin igual que está destinado a grabarse en la memoria de todo aquel que tenga oportunidad de presenciarlo.

Son muchos los visitantes que año con año se interesan en ser testigos de tan bello espectáculo, sin embargo, estos maravillosos insectos son en realidad desconocidos para la gran mayoría de la gente.

Adentrándonos un poco en su misterioso mundo, podemos descubrir que las Monarcas datan de hace aproximadamente 250 millones de años. La mayor parte de ellas nacen campesinas, ya que son originarias de los campos agrícolas ubicados en la franja fronteriza del sur de Canadá y el norte de los Estados Unidos; lugar en donde crecen los algodoncillos o malezas lechosas -plantas pertenecientes a las asclepias- de las cuales se alimentan. Las asclepias contienen un alcaloide que resulta altamente venenoso para otras especies, pero no para la magnífica Monarca; a ésta la protege proveyéndole de un olor y sabor que resultan desagradables a los depredadores. A modo de recompensa por esta protección, la Monarca realiza una extensa labor de polinización sobre vastas zonas de asclepias.

La Monarca convencional tiene un ciclo de vida que dura de cuatro a cinco semanas, comenzando por la etapa de huevo, pasando por el periodo de larva, transformándose posteriormente en una pupa o crisálida, hasta convertirse en un adulto reproductivo, para después morir. Sin embargo, cuando se acaba el verano y las temperaturas bajan drásticamente, surge una generación especial de Monarcas que tendrá la consigna de realizar el titánico recorrido que las llevará a latitudes más cálidas para poder continuar con el ciclo de hibernar, alimentarse y aparearse, para luego regresar a casa. Ésta, es conocida como la generación Matusalén. Esta generación migratoria a diferencia de sus ancestros, que gozaron únicamente de efímeras existencias de aproximadamente un mes, se mantendrá con vida de siete a ocho meses para lograr su objetivo de llegar a los bosques de oyamel.


Las mariposas migratorias recorren diariamente una distancia aproximada de 120 kilómetros, colocándose en corrientes de aire ascendente para aprovechar el impulso y planear. Con esta técnica de vuelo, las Monarcas sólo necesitan aletear cuando pierden el viento o cuando desean cambiar de rumbo, lo cual les permite guardar energías suficientes para completar su largo viaje.

Después de haber cubierto más de cinco mil kilómetros de increíble recorrido, la generación Matusalén de Mariposas Monarca llega finalmente a los 5 santuarios localizados en México, colgándose de los troncos y racimos de oyamel, preparándose así para ser parte de la mitad de la colonia que sí sobrevivirá al invierno y a los depredadores. Ya a mediados de febrero, cuando la temperatura aumenta y los días se hacen más largos, las Monarcas se desprenden de los árboles, para comenzar sus rituales de apareamiento. Cuando cada hembra ha dejado un aproximado de 400 huevecillos sobre las finas hojas de las asclepias, comienza la búsqueda de flores para extraer el néctar y así acumular energía para el largo viaje de regreso a casa.

A mediados de marzo pueden observarse grandes colonias de Mariposas Monarca batiendo las alas al unísono en espera de corrientes de aire ascendente para impulsarse y así emprender el vuelo. Una vez en territorios de los Estados Unidos, la generación Matusalén morirá y el viaje continuará como una carrera de relevos en la que las descendientes de corta vida seguirán la migración hacia el norte en varias generaciones.

Sorprendentemente, las Monarcas que regresarán a los santuarios en invierno, nunca antes han estado ahí, fueron sus trastarabuelos (papás de los tatarabuelos) quienes realizaron tan intrépido recorrido el año anterior. Sin embargo, gracias a que la orientación se transmite genéticamente, las Monarcas Matusalén del próximo año podrán regresar sin problema alguno, al mismo lugar en el que sus antecesoras hibernaron.

Esta es la increíble epopeya de un insecto que pesa menos de un gramo, pero cuya belleza e importancia como agente polinizador y factor de equilibrio ecológico, son preponderantes. No pierdas la oportunidad de formar parte de esta fascinante experiencia visita Michoacán o el Estado de México.

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