Las llantas tienen contacto directo del vehículo
con el suelo, soportan la carga y ejercen la tracción cuando se engrana una
marcha, por lo que es necesario que estén en buenas condiciones.
Existen dos tipos de llantas: radiales y
convencionales. Estas últimas son llantas ideadas para el trabajo en el campo,
donde el vehículo se mueve permanentemente en calles de tierra.
Este tipo de neumáticos están fabricados de nailon
y hule, son más duros que los radiales, lo que reduce el agarre, estabilidad y
confort cuando se maneja en pavimento, pero al momento de salir de fino asfalto
son las indicadas.
En cuanto a las radiales, se pueden elegir entre
las deportivas o las todoterreno; estas últimas, como su nombre lo indica,
permiten una conducción en pavimento o fuera de este sin inconvenientes.
Las deportivas ofrecen mayor confort durante los
viajes largos y son más utilizadas en vehículos turismo. Una de las ventajas de
las llantas radiales sobre la convencionales es su durabilidad. Una llanta
radial puede durar tres veces más que una convencional, este tipo de neumáticos
son los más indicados para manejar bajo la lluvia o en carreteras mojadas.
Al estar fabricadas de acero y nailon ofrecen mayor
resistencia, absorben las irregularidades de las carreteras para un mayor
confort durante el manejo, y la estructura del rodaje aparta el agua que se
estanca en el pavimento para dar mayor agarre al frenar y estabilidad al cortar
curvas.
Otra de las ventajas de las llantas radiales es que
carecen de neumático; al sufrir una pinchadura, mientras no se remueva el
clavo, esta no perderá el aire, lo que le permite llegar a una llantera para
repararla. Caso contrario con las convencionales que utilizan un neumático,
estas al ser traspasadas por un objeto punzante inmediatamente pierden el aire.
En medio de los canales del rodaje de cada llanta
se encuentra un pequeño borde de hule, que indica que al desgastarse la
rodadura hasta este punto la llanta debe cambiarse por una nueva. Recuerda que
una llanta desgastada no solo representa un peligro en la estabilidad del
vehículo, sino que genera contratiempos porque se pincha fácilmente y al caer
en un bache lo más seguro es que estalle.
En temporada de lluvia estos peligros aumentan, ya
que la textura del hule de un neumáticos se vuelve más blanda.
Al igual que los medicamentos y las comidas, las
llantas tienen un período de vencimiento. Después de su fabricación lo ideal es
que se utilicen en los siguientes cinco años, una llanta demasiado vieja tiende
a agrietarse, lo que representa un peligro.
Consejos de los expertos que
le permiten aumentar la vida útil de los neumáticos:
1. Un inflado adecuado. Recomendamos calibrar la
presión de aire cada 15 días o cada vez que se vaya a salir de viaje. La
medición se debe hacer con las llantas en frío ya que el calor incrementa tres
libras la presión, lo que da una medición incorrecta.
En la cara de la llanta se indica la cantidad de
libras de aire que se deben aplicar a cada neumático. Recuerda que un inflado
por debajo provoca un desgaste de las orillas de la rodadura y una presión
mayor provoca un desgaste en el centro de la banda de rodaje de la llanta.
Ambas incrementan el consumo de combustible.
2. Rotación y balanceo de llantas. Este
mantenimiento se debe hacer cada 5,000 kilómetros; además es conveniente que,
revises la dirección del vehículo.
3. Evita los acelerones o las frenadas bruscas
cuando vayas en marcha. Esto incrementa el consumo de combustible y el desgaste
de los neumáticos.
4. Al estacionarte, evite pegarte demasiado a las
aceras, esto causa daños en la cara de la llanta.
5. Cuidado con los baches. Al caer en estos a altas
velocidades se provocan deformaciones en los neumáticos y en algunas ocasiones
se pueden estallar causando daños a los rines.
6. Garantía. Utiliza llantas de marcas reconocidas.